Patricia Baggett Box 30001, Dept. 3MB Department of Mathematical Sciences New Mexico State University Las Cruces, NM 88003-8001 baggett@nmsu.edu |
Andrzej Ehrenfeucht Computer Science Department Box 430 University of Colorado Boulder, CO 80309-0439 andrzej@cs.colorado.edu |
Abstracto Durante los últimos
200 años las matemáticas han sufrido una transformación radical. Sin embargo,
el contenido de las matemáticas que se enseñan en los grados elementales ha
permanecido virtuálmente intacto, causando una gran discrepancia entre las
matemáticas académicas y las de la vida diaria 1. Educación matemática en los años tempranos, 1800-2000. Muchos de los libros
de matemáticas usados con propósitos educativos comenzaron a hacer su aparición
en los Estados Unidos de América, alrededor de 1800 (Sterry, 1790; Pike, 1806;
Adams, 1808; Daboll, 1812; Hawney, 1813). Dichos libros contenían el material
matemático usado en la educación aritmética vocacional del siglo dieciocho,
fundamentálmente usada por mercaderes, tenderos, artistas y artesanos. El contenido de tales
libros se hallaba basado en diversos conceptos de los números: números enteros,
fracciones comunes enseñadas como partes de un (fracturado) todo, fracciones
decimales y una variedad de números compuestos y denominadores.
Los propósitos principales eran los de desarrollar destreza en la
ejecución de algoritmos escritos, así como la enseñanza de diversas
aplicaciones. Así, esos libros estaban dirigidos a maestros/as y la mayor parte
de aprendizaje ocurría durante un entrenamiento, cuando una persona estaba
aprendiendo uns profesión. Los aspectos
deductivos de las matemáticas se hallaban ausentes. La aritmética mental, con
excepción de la memorización de tablas, era prácticamente nula. Durante ese
tiempo, ni en Europa ni en las Américas se usaba el cáculo con los dedos ó
con el ábaco. Iguálmente, la regla deslizante, comúnmente utilizada por
artistas y artesanos, era ráramente descrita de forma impresa, y ésta nunca se
convirtió en una herramienta a utilizar en los grados elementales. Por lo tanto,
aritmética significaba la ejecución con papel y lápiz (ó tabla y pizarra) de
unos pocos y selectos algoritmos. Como componente de la
educación escolar, la aritmética carecía de aplicaciones directas, porque no
preparaba a los estudiantes para ninguna profesión específica.
Por otro lado, existía un movimiento inclinado a enseñar aritmética a niños
muy jóvenes y carentes de una educación básica. Para enseñar a tales niños
se necesitaban ciertos ajustes, y éstos vinieron a través de las sugerencias
del educador suizo Johann Pestalozzi (1746-1827), más tarde popularizadas en
los Estados Unidos de América por Warren Colburn (1793-1833). Básicamente, éstas
consistían en la explicación de los significados de operaciones matemáticas
en términos de manipulación de objetos físicos, así como del creciente papel
que desempeñaba el contar, extendiendo el aprendizaje a lo largo de
varios años, progresando, léntamente, hacia ejemplos de mayor complejidad
(e.g., ver Colburn, 1826). Todo ésto condujo al reconocimiento oficial del
“modelo espiral de enseñanza” prevalente hoy en día. Comparado a casi
cualquier otro terreno de aprendizaje, la aritmética elemental estaba dominada
por simple repetición, y de aquí que hubo muchos intentos de justificar su
existencia. Parece ser que, sólo por un breve período de tiempo, durante el
desarrollo de una clase trabajadora de “cuello
blanco,” alrededor de fines del siglo diecinueve, las artes de las cifras y la
caligrafía eran cualificaciones suficientes para obtener un trabajo bien
remunerado. La principal
justificación para aprender matemáticas, la cual es aún muy común hoy en día,
era que el aprendizaje de cualquier tipo de matemática, incluso el más absurdo
y carente de sentido, desarrolla la habilidad mental del niño/a. Por lo tanto,
incluso si te aburren y no te gustan, ¡éstas son buenas
para ti! Un intento para hacer
las matemáticas más interesantes comenzó temprano, y nunca ha sido parado,
aunque su éxito haya sido minima. Éste ha consistido en incluir
interesantes ilustraciones, actividades y juegos, que se consideraba harían el
aprendizaje casual y atractivo. En los años sesenta, se desarrolló una nueva idea: Ésta
intentaba hacer el aprendizaje aritmético
“divertido.” Entre otras cosas, ésto condujo a un notable incremento
en el número de páginas en los libros de texto, sin que se incrementase el
contenido matemático, pero con la inclusión de un vasto número de material
irrelevante. (Para un análisis reciente ver Meyer, Sims y Tajika (1995).) Han habido varios
intentos más de revisar el material curricular matemático. La mayor parte de
ellos se han dirigido, básicamente, a los grados superiores, mientras que su
influencia práctica en las escuelas elementales ha sido mímina. El más serio
de tales intentos, el cual se halla en boga actuálmente, fue iniciado por el
National Council of Teachers of Mathematics (1989).
Éste establece que se han de desenfatizar las habilidades artiméticas,
mientras que, en su lugar, los niños/as han de aprender “métodos generales
para la solución de problemas,” los
cuales son suficientes en una sociedad tecnológicamente avanzada. Tal aproche
pedagógico está hallando una creciente oposición por parte de los
“tradicionalistas” quienes desean una “vuelta a lo básico.” “Vuelta a
lo básico” que reálmente significa “vuelta a los métodos y al contenido
enseñado durante el siglo veinte, durante el período de entre las décadas de
los treinta a los cuarenta” (Hirsch,
1993; 1996). 2. Cambios en la
aritmética entre los años 1800 y 2000. Han habido tres
cambios radicales que han modificado nuestra visión de los sistemas numéricos,
tanto desde un punto de vista teórico como práctico, los cuales han cambiado
el uso de la aritmética en la industria, las finanzas, la ciencia y la sociedad
en general. Éstos son: (a) la unificación de los sistemas aritméticos, (b) la
algebratización, y (c) la automatización de los algoritmos aritméticos. (a) Unificación de
sistemas aritméticos. Hoy en día, una
variedad de números se hallan al cobijo del paraguas que abarca el concepto de
los números reales. Los números reales incluyen los números negativos, los
irracionales y los transcendentes. Éstos fueros anteriórmente tratados como
diferentes “cantidades” que se estudiaban en álgebra. La teoría de los números
reales provee de una base
consistente y uniforme para todos los cálculos financieros, técnicos y científicos.
Iguálmente, esta unificación provee de una base para muchas otras teorías
matemáticas con importantes aplicaciones, tales como, por ejemplo, el cálculo,
la teoría de las probabilidades y la estadística. En algunas aplicaciones más
avanzadas (tales como la física), el sistema de los números reales se extiende
incluso más allá, abarcando las artiméticas de los números complejos y de
las matrices. (b) Algebratización
de la aritmética. La introducción de la álgebra moderna (e.g., Birkhoff, MacLane, 1979), y la
axiomatización de muchos aspectos importantes de las matemáticas (Hilbert,
1956; Hilbert & Ackermann, 1946), rompieron la barrera existente entre el álgebra
y la aritmética. La aserción de que “En
aritmética, realizamos los cálculos numéricos con números, pero en álgebra
usamos letras,” carece de valor en la actualidad.
Las variables, a las que se denominaba como “letras” anteriórmente,
y a las que con frecuencia aún se califica como
“incógnitas” forman, en el presente, una parte integral de la aritmética,
estas juegan un papel crucial, tanto en el estudio del sistema de los números
reales, como en el diseño y ejecución de algoritmos numéricos. (c) Automatización de
los algoritmos aritméticos. Durante la segunda
mitad del siglo veinte, los cálculos aritméticos, y, más generálmente, el
procesamiento de otros datos se automatizó. Para tener una idea más
clara de la magnitud de este cambio, recordemos que un ordenador común realiza
operaciones aritméticas 100.000.000 veces más rápido que el más ágil
cerebro humano. Además, el ordenador no comete errores y no se cansa. Dicha
“revolución” en el procesamiento informático tiene dos fuentes. La primera
se halla en la moderna introspección en la estructura de los algoritmos en
general. Una nueva teoría matématica, la teoría de los algoritmos (Knuth
(1973), Cormen, Leiserson, & Rivest (1990)), se aproxima en importancia práctica
a la de la aritmética, la geometría, el cáculo y la estadística. La segunda
fuente es la tecnología, la cual ha producido herramientas baratas y
convenientes que permiten la ejecución de algoritmos. De hecho, esta
automatización ha incrementado el papel desempeñado por la aritmética. Hay
muchos problemas que, aunque se pueden resolver mediante métodos matemáticos,
requieren miles, ó incluso millones, de operaciones aritméticas. 3. Las matemáticas
diarias en contraste con las matemáticas escolares. Generálmente, hay un
largo lapso de tiempo entre los hallazgos de la investigación en matemáticas,
y cuando éstos pasan a formar parte de la vida diaria. Ello ocurre porque las
prácticas matemáticas de la vida diaria poseen una fuerte inercia, lo que hace
lento su reemplazamiento con ideas más modernas. Si bien ha habido una excepción
a ésto: la automatización del procesamiento de datos no se hizo común hasta
los años cincuenta del siglo veinte, si bien hoy resulta difícil hallar algún
dominio de la ciencia, de los negocios, o incluso de la política, que no haya
sido profúndamente influenciado por los ordenadores.
Porque la automatización
se basó en la presente concepción de la aritmética (moderna, unificada), la
visión actual de la aritmética ha pasado también
a formar parte de las matemáticas de la vida diaria usada en los bancos,
las fábricas, los negocios, la ingeniería, etc. Tal cambio obviámente no
produjo un incremento en el conocimiento matemático de la “persona de la calle.”
Los escáneres, las hojas de datos tabulados, y los programas informáticos
diseñados por expertos, pueden procesar datos sin ayuda humana, al tiempo que,
el uso de tal tecnología no requiere más que el seguir
instrucciones de naturaleza sencilla. Por otro lado, las
matemáticas de la escuela elemental se basan en conceptos que eran usados hace
más de 300 años. Durante este tiempo, tales conceptos han cambiado, o han sido
reemplezados por otros más adecuados. Durante los últimos
doscientos años, los conceptos pedagógicos acerca de cómo enseñar matemáticas
han sufrido múltiples cambios, mientras que éstos fueron---y son---fuente de
numerosas controversias. Sin embargo, todavía enseñamos los números enteros,
fracciones como partes de un todo, y fracciones decimales, como si se tratara de
tres tópicos distintos. Confundimos a los niños con inconsistencia de nuestras
aserciones. Los números negativos,junto con los irracionales y las variables,
forman todavía parte del álgebra (y no de las matemáticas de la escuela
elemental), mientras que los algoritmos aún significan la ejecución, a papel y
lápiz, de las cuatro operaciones básicas. Las partes de la
comunidad educativa envueltas en la controversia entre las normas del NCTM y del
Conocimiento Básico (Hirsch, 1993, 1996), al igual que otros aproches de
“vuelta a lo básico” parecen perder de vista un punto clave. Los
estudiantes necesitan un conocimiento adecuado para poder usar la sofisticada
tecnología que hoy se halla, por un mínimo coste, al alcance de cualquiera.
Aquellos que proponen las Normas no entienden que se trata de un conocimiento
aritmético muy específico, basado en la aritmética moderna de los números
reales y el concepto moderno de los
algoritmos, y no en una vaga “facultad para solucionar problemas generales”.
Los proponentes del Conocimiento Básico no se dan cuenta de que la práctica
obsoleta de cálculos con papel y lápiz no le preparan a uno para la nueva
tecnología de los ordenadores más que el montar a caballo le enseña a uno a
pilotar un avión. 4. Nota Final. Quedan sólo unos
pocos años hasta el año 2000. Nadie espera más cambios en el desarrollo teórico
de la aritmética. Probáblemente la tecnología seguirá su curso en la dirección
determinada durantes las pasadas décadas.
¿Hay alguna esperanza de que la educación matemática despertará de
sus doscientos años de letargo? Referencias Adams, Daniel. The Scholar's Arithmetic, or Federal Accountant. Fifth Edition. Keene, N.H: John Prentiss, 1808. Birkhoff, Garrett, & MacLane, Saunders. Algebra (2d ed.). New York: Macmillan, 1979. Colburn, Warren. Intellectual Arithmetic. Boston: W. J. Reynolds, 1826. Cormen, T. H., Leiserson, R. L., & Rivest, R. R. Introduction to Algorithms. Cambridge, Mass. : MIT Press; New York : McGraw-Hill, 1990. Daboll, Nathan. Daboll's Schoolmaster's Assistant. New-London, CT: Samuel Green, 1812. Hawney's Complete Measurer: or, the Whole Art of Measuring. Fifth Edition. Corrected and Improved by T. Keith. Baltimore: F. Lucas, Jr. 1813 (?). (Wm. Hawney; original was about 1717.) Hilbert, David. Grundlagen der Geometrie, Stuttgart, Teubner, 1956. Hilbert, David, & Ackermann, W. Grundzuge der theoretischen Logik. New York : Dover Publications, 1946. Hirsch, Jr., E.D. The Schools We Need & Why We Don't Have Them. New York: Doubleday, 1996. Hirsch, Jr. E.D. (Ed.) What your Second Grader Needs to Know: Fundamentals of a Good Second-Grade Education. New York: Dell Publishing Co., 1993. (Also Copyright 1991 by Core Knowledge; Cultural Literacy Foundation). Knuth, D. E. The art of computer programming (2d ed.) Reading, Mass., Addison-Wesley Pub. Co. 1973. Mayer, R.E., Sims, V. & Tajika, H. A comparison of how textbooks teach mathematical problem solving in Japan and the United States. American Educational Research Journal, 32, 443-460, 1995. National Council of Teachers of Mathematics. Curriculum and Evaluation Standards for School Mathematics, Reston, VA: NCTM, 1989. Pike, Nicholas. The New Complete System of Arithmetick, composed for the use of the citizens of the United States. Sixth Edition. Boston: Sterry, Consider & John. The American Youth: Being a New and Complete Course of Introductory Mathematics: Designed for the Use of Private Students. Volume I. Providence: Bennett Wheeler, 1790. |